DESESCALADA.

Opinión 2.0 de El Campello

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DESESCALADA.

DESESCALADA. Articulo enviado por: Ángel Sánchez

La reducción o el aminoramiento progresivo de la reclusión o confinamiento, tiene dos factores que deben conjugarse para evitar caer en innecesarios riesgos autoritarios, pero ésto depende en gran parte la actitud de la gente: la suma de las actuaciones individuales con perspectiva colectiva (como valor y enseñanza del proceso que estamos atravesando).

La palabra de moda. Hace un mes, más o menos ( o más según vaya el cuerpo) la palabra en alza era “confinamiento” como el equivalente a reclusión o encierro. Pero tarde o temprano tenía que ser sustituida por otra, y ésta es “desescalada”.

 

Dice la RAE que no es un término apropiado, por ser un término calco del inglés, aconsejando el uso de palabras como disminuir, rebajar o reducir. Y tras ésta curiosidad lingüística , ¿qué significado tiene éste término en una época tan truculenta como la que atravesamos?.

 

Creo que la rebaja en el confinamiento tiene dos enfoques. Por un lado, el que compete a las instituciones y otro a la ciudadanía. El Estado, en su proyección “weberiana”, como institución que hegemoniza o patrimonializa el uso de la fuerza y la coerción ( en defensa, como es obvio, de los intereses y seguridad general), prioriza la responsabilidad de dictar las normas y procedimientos necesarios para preservar la salud y seguridad de la ciudadanía. Esto significa, desde regular la actividad económica y social en su dimensión colectiva, hasta vigilar y sancionar los incumplimientos. Pero, ¿debe regular la actuación individual?, ¿es una injerencia en la libertad ?.

 

En un escenario político democrático, el diálogo con otros grupos políticos, contar con opiniones técnicas y agentes sociales, parece lo adecuado. Y, siendo cierto que la fractura y la polarización en la que estamos instalados, dificulta el entendimiento, el Gobierno ( los diferentes gobiernos de un estado multinivel descentralizado) tiene la responsabilidad de propiciar ese encuentro pese a las oposiciones centrífugas (hacia los extremos) que puedan existir, pues eso influiría positivamente en la “desescalada” de la tensión política, algo que sin duda podría influir en un aminoramiento de la tensión social.

 

Si la ciudadanía asume su responsabilidad individual para con lo colectivo, no sería necesario tratarla desde esa aparente premisa de irresponsabilidad. Los ciudadanos y ciudadadanas creo que tenemos claro que, sin necesidad de ser obligatorias, tenemos que( no porque se nos obligue, sino por que nos obligamos )  cumplir las normas explícitas de protección y autoprotección: distancia social, protección individual, etc. Entonces, ¿que problema hay en que de forma individual la gente haga una vida "casi" normal en éste nuevo contexto social de autoprotección y respecto a las normas (pasear, hacer deporte, etc)?. Desde mi humilde punto de vista, ninguno, pero al mismo tiempo, muchos. Ninguno porque la actitud cívica imperará en la sociedad, y muchos porque no está claro que esa actitud esté generalizada.

 

La reducción o el aminoramiento progresivo de la reclusión o confinamiento, tiene dos factores que deben conjugarse para evitar caer en innecesarios riesgos autoritarios, pero ésto depende en gran parte la actitud de la gente: la suma de las actuaciones individuales con perspectiva colectiva (como valor y enseñanza del proceso que estamos atravesando). Pero como he repetido, la duda parece centrarse en si la ciudadanía (o una parte de ésta), está preparada para volver, no a la normalidad anterior, sino a un nueva, condicionada por nuevas normas sociales y con la incertidumbre de no saber su duración.

 

Los gobiernos ( en plural) tienen en su mano una parte de nuestro futuro como sociedad: tomar decisiones para apoyar a la gente que ya está sufriendo las consecuencias económicas, laborales y sociales de la enésima pandemia; ser eficientes y eficaces en la implementación de las políticas; transparentes en la rendición de cuentas; coherentes con el marco democrático, en definitiva. Y la ciudadanía debe aprender de lo vivido, poniendo en valor lo colectivo y asumiendo sus obligaciones sociales, algo que seguramente nos ayudará a superar ésta crisis sumando .

 

La coerción para asegurar el cumplimiento de las normas, debería poder compaginarse con la responsabilidad individual con ese factor al que me he referido varias veces a lo largo del texto: lo colectivo. Y ésto, podría llevarnos a un escenario sustancialmente diferente. Pero claro, esto es sólo una especulación o un deseo. Mientras tanto, sigamos teniendo esperanza en la sociedad que saldrá de ésta crisis; que será diferente, y esperemos que algo mejor, por la cuenta que nos trae.

 


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