EL PODER DE LO PRÓXIMO

Opinión 2.0 de El Campello

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EL PODER DE LO PRÓXIMO

EL PODER DE LO PRÓXIMO Articulo enviado por: Ángel Sánchez

Lo local es un aspecto de la política poco o muy poco abordado en el análisis político más allá de lo jurídico o de críticas concretas a acciones concretas. Pero se pierde la perspectiva cuando el debate se generaliza, más allá del marco competencial e incluso legal de la administración pública para el que fueron elegidos y elegidas los representantes políticos.

En su libro (del mismo título que la de éste texto de opinión), el profesor Joan Subirats platea la necesidad de ver las administraciones municipales como un escenario “en el que la proximidad emerge como poder capaz de articular soluciones adecuadas a los problemas concretos y reales de la ciudadanía”. Pero, si una persona de otro planea aterrizase en El Campello y asistiese a un pleno municipal, quizá la impresión que se formaría sería todo lo contrario: se desperdicia la oportunidad de abordar los problemas concretos y reales de la ciudadanía en beneficio de la repetición del debate estatal en cuestiones como la identidad, el género, los derechos sociales, civiles y políticos. Evidentemente, no estoy, a priori, en contra de que en el seno del órgano representativo por excelencia se planteen debates sobre éstos temas, pero lo que sí pediría es que la dimensión local condicionase ese debate en el contexto político y legal para el que elegimos a nuestros representantes locales.

 

Está claro que todas las generalizaciones acarrean injusticias, y es cierto que hay propuestas de grupos políticos que sí inciden en realidades de nuestro municipio: Calle San Ramón, transporte urbano, protección del medio ambiente y del patrimonio cultural e histórico, etc. Pero éstas cuestiones se diluyen en el debate generalista que traslada a lo local el debate político y mediático, pero sin que se concrete en cuanto al contexto concreto de nuestro pueblo.

 

Lo local es un aspecto de la política poco o muy poco abordado en el análisis político más allá de lo jurídico o de críticas concretas a acciones concretas. Pero se pierde la perspectiva cuando el debate se generaliza, más allá del marco competencial e incluso legal de la administración pública para el que fueron elegidos y elegidas los representantes políticos. Más política local rompería ese argumento que considera la considera como mera gestión, donde las propuestas de los diferentes partidos tienen pocas diferencias. Abordar los grandes temas que la política estatal trata, en mi opinión, forma parte de una especie de relato donde los argumentos se plantean en función de la imagen que quiere darse como parte de una organización o una ideología. Pero de igual manera, abordando políticas concretas, criticando políticas concretas o enmendando las propuestas del gobierno se puede introducir el debate político e ideológico que ahora parece circunscribirse a esos “grandes temas”, que insisto, siendo importante, creo que forma más parte de la acción partidaria que de la institucional, al menos en el tono, con el tiempo y esfuerzo que ahora se hace.

 

La democracia local se basa en tres elementos o tres niveles: el Pleno, el Alcalde y la Junta de gobierno. La calidad de nuestra democracia pasa por analizar cada nivel en el contexto local, y en la actualidad, en el Pleno municipal muy pocos y no siempre han asumido la premisa de lo local como el compromiso prioritario de su acción política. La estructura territorial, con sus niveles de autogobierno, determina los roles de cada nivel de representación, por lo que la constante transferencia de roles, si perjudica a algún nivel, es al local.

 

La existencia de posiciones polarizadas y radicales quedarán claramente en entredicho si las cuestiones sobre las que se discute son de interés municipal, pues la virtud de lo local es que las posiciones ideológicas debe tener un encaje en el modelo de municipio que cada cual propone y defiende desde lo posible y viable: en los derechos sociales, en las infraestructuras, en cómo se gestionan los servicios, en cuantas zonas verdes se crean y cómo se mantienen, en el número de becas o programas extraescolares y a quién van dirigidos, en la accesibilidad de nuestro entorno urbano, en el compromiso con el empleo local, con los jóvenes, con nuestros mayores, con las familias en situación de riesgo, etc. La agenda es amplia y diversa, pero, por lo que se ve, no siempre coincide con la que los partidos manejan.

 

Y termino. Más localismo significa más política y menos polarización, algo que con toda seguridad beneficiaría la recuperación de la necesaria conexión de la política con la sociedad a la que quiere representar. ¿Los y las políticos locales representan cómo es nuestro municipio, representan como quieren que fuera nuestro pueblo?.

 

Las elecciones tienen un componente que en ocasiones se obvia: el mandato representativo. La expresión de las preferencias políticas tiene diferentes dimensiones: la personalización de los y las candidatos, la identificación ideológica, la afinidad partidaria. Pero todas estas dimensiones se encuentran en un marco concreto: la democracia local. Lograr una mejor democracia, en mi opinión pasa por reforzar las políticas concretas, dotándolas de una dimensión municipal y, por lo tanto   de proximidad, el mejor argumento contra la demagógia y el populismo.


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