Por cuarto año consecutivo, la Concejalía de Comercio ‘endulzó las fiestas navideñas’ llenando por completo la Plaza de la Iglesia de roscones, chocolate y dulces navideños típicos. Días atrás, coincidiendo con la llegada del Cartero Real a El Campello, la concejalía que dirige la edil Noelia García celebró, por cuarta vez, un certamen de repostería tradicional que tuvo una buena acogida, tanto entre profesionales como entre particulares.

Varias empresas de la localidad y doce aficionados a la repostería participaron en un concurso muy, muy dulce, presentando a concurso roscones, tartas, dulces tradicionales o figuritas de gran originalidad.

Después de una ardua, y sabrosa deliberación, el jurado se decantó, en el concurso de profesionales, en la categoría de Sabor Tradicional, por el dulce preparado por la pastelería La Levantina (situada en la calle San Bartolomé), mientras que el dulce vencedor de la categoría A la innovación, fue el de Lidia Abad Romero.

Los ganadores recibieron una cerámica conmemorativa.

Por su parte, el concurso para el público en general contó con 12 participantes que elaboraron dulces caseros muy variados, desde tradicionales a modernos, a cual de más calidad. Aquí también fue difícil decidir, en cualquiera de las tres categorías, pero al final los premios fueron para, Al sabor, Dolores Cuerva González, con ‘Polvorones’; A la Presentación, para Syra Sanchez Abad, con ‘Almendrado Rústico Artesanal’; y A la Originalidad, para Lorena Ruso Valero, con ‘Velas Navideñas’.

Todos los vencedores se llevaron a su casa un electrodoméstico de repostería, para mejorar dotes de cocineros.

Los premios fueron entregados por el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, y la concejal de Comercio, Noelia García. El jurado estuvo compuesto por componentes de la corporación municipal, de la Junta Festera, y de la Concejalía de Comercio. Al finalizar el concurso, la Concejalía de Comercio dio a degustar roscones con chocolate al público que acudió a la Plaza de la Iglesia. Mientras, el Cartero Real recibía las peticiones de los niños y niñas, toda la familia se endulzaba el paladar. El año no pudo acabar de forma más dulce en El Campello.